martes, 9 de septiembre de 2008

MERCADO DE FLORES (de Guadalupe Muro)

Textos de un libro inedito de Guadalupe Muro, parte de ellos acaban de publicarse en una antologia, se llama Nueva Poesia Argentina y la editorial es Ediciones en Danza.

Mercado de flores

I

Florecer no es un acto menor
es un

complejo desplegarse de equilibrios

en la quietud del capullo, como en
el arco y la lira, la belleza
se ensimisma
antes de dar el zarpazo

un reloj en agua
no se oxida
florece

latiga en el aire cada pétalo
como diciendo tic
tac

quisiera saber si duele

desplegarse como una flor

erguida
y frágil

generosa
en este mundo
es ser idiota

a no ser que creas
en el amor

y escribas poesía

busques la imagen perecedera
la distracción momentánea

a no ser que tu vida sea
como la vida de las flores

y te sostengas en la madrugada
junto a ellas, como un lisianthus, como una gypsophila,
como un aster, como una alstroemeria,
como un gladiolo seas
el cadáver más espléndido del mercado.


II

oh luz
lazarillo de las flores

no quiero ser ese animal culposo
que entibia la cama de quien lo alimenta

quiero abrir lentamente los labios del aire
como pétalos

famélica y rastrera
buscar
el filo

verde y fulgurante
como una droga antigua

sentir la turbia perfección

oler el sexo muerto de las flores



III

hace cortes perfectos
pero invisibles en el aire

hojas de navaja
que el viento afila

dibuja líneas rojas en las manos

sólo los pájaros saben acariciar
sus largas hojas como cuchillos
con garra firme, con suavidad

ella se dobla bajo su peso
como quien llora ante un reto merecido

quién hiere el alma resentida de la cortadera?

IV

cuerpo tieso
en el florero

la cresta de gallo
soporta el peso
de sus flores

los pétalos rojos
aterciopelados estallan

el cogote de la flor se quiebra

y las semillas negras
van a sembrarse sobre la superficie
yerma del mantel


La chica de las flores¨ Una canastita llenita de floresconservala siempre, viditayque son mis amores.¨ La canastita, carnavalito.

ese ramo de lilium y alstroemeria
y hoja de iris y gypsophila que no te dejé
que me compres en el puesto de la
esquina de Corrientes y Uriburu aquella
madrugada, hace una semana porque
en mi vida
hay tantas flores y en el
momento pensé, que no valía
el precio que tenía marcado
porque eran pocas varas y no
duraría ni dos días
por lo abierto de los capullos
por el verde casi amarillo de las hojas

lo que daría hoy por mirar
ese ramo mustio en un florero
por haberlo visto marchitarse cada
día un poco como una larga
despedida o haber guardado los
pétalos en el libro del quijote que me
regalaste, para olvidarlos y que
me sorprendan en el verano cuando
dijiste que debía leerlo, lo que
hubiera dado por haber tenido ese ramo
con esos lilums para
mirarlo a la hora de tu embarque

o antes en el albergue
transitorio que tanta
risa te dio el nombre
y las láminas con pequeñas luces que
se prendían y se apagaban en retratos de
puertos, faros y cruceros
y la alfombra roja y las
paredes de la habitación hechas con
espejos cortados en tiritas y puestos
uno al lado del otro donde
nuestros cuerpos se convertían en
collages y el espejo del techo donde
un ventilador giraba en mi ombligo

lo que hubiera dado por tener
el ramo de lilums blancos y alstroemeria sobre la
pila de ropa mezclada tuya y
mía sobre el suelo y mirar
espejos y flores y no saber
cual es mi reflejo.



Anunciación del invierno en las flores del Umé

Sobre la mesa algunas hojas
apuntes en lápiz del libro de haiku

en el florero las ramas del Umé
o duraznillo japonés

el motor de un colectivo
no logra perturbar la noche
y se aleja hacia el oeste
por la avenida Córdoba

la luz del velador
atraviesa las ramas del duraznillo

y el trazo gris de las sombras
escribe sobre la pared
en un idioma que no entiendo

un poema impenetrable
como el sueño
de quien duerme a mi lado

afuera se agitan los plátanos
envejecidos por el otoño

el viento no mueve las ramas
del duraznillo y las flores
blancas permanecen

flores de hielo
cubren la cama lentamente
hojas húmedas
se descomponen

en el humus tibio donde dormimos
junto a las semillas y los gusanos

entre las raíces del duraznillo
bajo la nieve.

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