Mercado de flores
I
Florecer no es un acto menor
es un
complejo desplegarse de equilibrios
en la quietud del capullo, como en
el arco y la lira, la belleza
se ensimisma
antes de dar el zarpazo
un reloj en agua
no se oxida
florece
latiga en el aire cada pétalo
como diciendo tic
tac
quisiera saber si duele
desplegarse como una flor
erguida
y frágil
generosa
en este mundo
es ser idiota
a no ser que creas
en el amor
y escribas poesía
busques la imagen perecedera
la distracción momentánea
a no ser que tu vida sea
como la vida de las flores
y te sostengas en la madrugada
junto a ellas, como un lisianthus, como una gypsophila,
como un aster, como una alstroemeria,
como un gladiolo seas
el cadáver más espléndido del mercado.
II
oh luz
lazarillo de las flores
no quiero ser ese animal culposo
que entibia la cama de quien lo alimenta
quiero abrir lentamente los labios del aire
como pétalos
famélica y rastrera
buscar
el filo
verde y fulgurante
como una droga antigua
sentir la turbia perfección
oler el sexo muerto de las flores
III
hace cortes perfectos
pero invisibles en el aire
hojas de navaja
que el viento afila
dibuja líneas rojas en las manos
sólo los pájaros saben acariciar
sus largas hojas como cuchillos
con garra firme, con suavidad
ella se dobla bajo su peso
como quien llora ante un reto merecido
quién hiere el alma resentida de la cortadera?
IV
cuerpo tieso
en el florero
la cresta de gallo
soporta el peso
de sus flores
los pétalos rojos
aterciopelados estallan
el cogote de la flor se quiebra
y las semillas negras
van a sembrarse sobre la superficie
yerma del mantel
I
Florecer no es un acto menor
es un
complejo desplegarse de equilibrios
en la quietud del capullo, como en
el arco y la lira, la belleza
se ensimisma
antes de dar el zarpazo
un reloj en agua
no se oxida
florece
latiga en el aire cada pétalo
como diciendo tic
tac
quisiera saber si duele
desplegarse como una flor
erguida
y frágil
generosa
en este mundo
es ser idiota
a no ser que creas
en el amor
y escribas poesía
busques la imagen perecedera
la distracción momentánea
a no ser que tu vida sea
como la vida de las flores
y te sostengas en la madrugada
junto a ellas, como un lisianthus, como una gypsophila,
como un aster, como una alstroemeria,
como un gladiolo seas
el cadáver más espléndido del mercado.
II
oh luz
lazarillo de las flores
no quiero ser ese animal culposo
que entibia la cama de quien lo alimenta
quiero abrir lentamente los labios del aire
como pétalos
famélica y rastrera
buscar
el filo
verde y fulgurante
como una droga antigua
sentir la turbia perfección
oler el sexo muerto de las flores
III
hace cortes perfectos
pero invisibles en el aire
hojas de navaja
que el viento afila
dibuja líneas rojas en las manos
sólo los pájaros saben acariciar
sus largas hojas como cuchillos
con garra firme, con suavidad
ella se dobla bajo su peso
como quien llora ante un reto merecido
quién hiere el alma resentida de la cortadera?
IV
cuerpo tieso
en el florero
la cresta de gallo
soporta el peso
de sus flores
los pétalos rojos
aterciopelados estallan
el cogote de la flor se quiebra
y las semillas negras
van a sembrarse sobre la superficie
yerma del mantel
La chica de las flores¨ Una canastita llenita de floresconservala siempre, viditayque son mis amores.¨ La canastita, carnavalito.
ese ramo de lilium y alstroemeria
y hoja de iris y gypsophila que no te dejé
que me compres en el puesto de la
esquina de Corrientes y Uriburu aquella
madrugada, hace una semana porque
en mi vida
hay tantas flores y en el
momento pensé, que no valía
el precio que tenía marcado
porque eran pocas varas y no
duraría ni dos días
por lo abierto de los capullos
por el verde casi amarillo de las hojas
lo que daría hoy por mirar
ese ramo mustio en un florero
por haberlo visto marchitarse cada
día un poco como una larga
despedida o haber guardado los
pétalos en el libro del quijote que me
regalaste, para olvidarlos y que
me sorprendan en el verano cuando
dijiste que debía leerlo, lo que
hubiera dado por haber tenido ese ramo
con esos lilums para
mirarlo a la hora de tu embarque
o antes en el albergue
transitorio que tanta
risa te dio el nombre
y las láminas con pequeñas luces que
se prendían y se apagaban en retratos de
puertos, faros y cruceros
y la alfombra roja y las
paredes de la habitación hechas con
espejos cortados en tiritas y puestos
uno al lado del otro donde
nuestros cuerpos se convertían en
collages y el espejo del techo donde
un ventilador giraba en mi ombligo
lo que hubiera dado por tener
el ramo de lilums blancos y alstroemeria sobre la
pila de ropa mezclada tuya y
mía sobre el suelo y mirar
espejos y flores y no saber
cual es mi reflejo.
Anunciación del invierno en las flores del Umé
Sobre la mesa algunas hojas
apuntes en lápiz del libro de haiku
en el florero las ramas del Umé
o duraznillo japonés
el motor de un colectivo
no logra perturbar la noche
y se aleja hacia el oeste
por la avenida Córdoba
la luz del velador
atraviesa las ramas del duraznillo
y el trazo gris de las sombras
escribe sobre la pared
en un idioma que no entiendo
un poema impenetrable
como el sueño
de quien duerme a mi lado
afuera se agitan los plátanos
envejecidos por el otoño
el viento no mueve las ramas
del duraznillo y las flores
blancas permanecen
flores de hielo
cubren la cama lentamente
hojas húmedas
se descomponen
en el humus tibio donde dormimos
junto a las semillas y los gusanos
entre las raíces del duraznillo
bajo la nieve.
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