martes, 14 de octubre de 2008

Resumen de charlas del 11 de Octubre de 2008

FLORES DE LA ESTEPA

Con el propósito de comenzar a interiorizarnos en “El mundo de la estepa patagónica y sus flores” y con el concepto de “Florecer en la adversidad”, el Sábado 11 de Octubre se desarrollaron una serie de charlas, bajo la coordinación de Soledad Ghirardi.




En la primera charla, a cargo de la Lic. Marcela Ferreyra, compartió con nosotros el mundo de la estepa patagónica desde una perspectiva biológica. Contagiándonos con su fascinación y gran amor por las plantas, iniciamos el viaje situándonos en el escenario desde el punto de vista de sus condiciones climáticas y ambientales.



La estepa patagónica se caracteriza por un paisaje vasto y abierto, de montañas bajas, montes escalonados, grandes llanuras y cañadones. En este ambiente, donde el factor limitante es el agua, el clima es templado frío, con temperaturas medias anuales menores a los 13 ºC, aunque las variaciones térmicas son inmensas, tanto entre la estación calida y la fría, como entre el día y la noche (con amplitudes térmicas que pueden ir desde -30 ºC hasta más de 35 ºC). Los fuertes vientos, dominantemente del oeste, soplan principalmente durante la primavera y verano, misma época en que una intensa radiación solar hace su trabajo sobre la superficie. Los suelos son pedregoso-arenosos y con escasa materia orgánica.

En este escenario, que desde el punto de vista humano puede leerse como un ambiente adverso, nos cuenta Marcela, que crecen más de 1300 especies de plantas de las aproximadamente 2000 especies que hay en toda la patagonia. Vimos muchas imágenes de esa flora que transforman un lugar que a primera vista puede parecer monótono en una zona de inmensa riqueza y belleza.








A esta altura de la charla, Marcela propuso una actividad en la que los artistas tuvieron que inventar por grupos “la planta ideal” para vivir en la estepa. Luego nos contó, como con diferentes estrategias, en algunos casos coincidentes con las planteadas por los participantes y en otros sorprendentes para la audiencia, las plantas han evolucionado y se han adaptado resolviendo los desafíos impuestos por el ambiente.






También nos habló de cómo este ecosistema, esta compuesto de una intrincada red en la que conviven insectos, aves, mamiferos, etc, y por supuesto, las plantas. Entre ellas y los otros habitantes de este ambiente se han desarrollados relaciones de mutua conveniencia, o de aversión. Entre estas especies, se encuentran los polinizadores con los cuales han co-evolucionado, resolviendo mutuamente sus necesidades, aunque también, en este grupo encontramos a sus depredadores, contra los cuales han desarrollado excelentes estrategias de defensa.
La gran diversidad de especies que la habitan, hacen de la estepa un lugar maravilloso, permanentemente cambiante y en perfecto equilibrio, el cual es nuestra responsabilidad preservar y conservar.


En la segunda charla, a cargo de la Dra. Sara Itkin, nos contó sobre su trabajo, el cual trasciende las fronteras de la medicina científica y se abre hacia la medicina humanística y comunitaria. En su trabajo, Sara revaloriza el conocimiento ancestral de los pueblos indígenas de la región así como también el conocimiento heredado por uno de los sectores más relegados de nuestra sociedad, los abuelos.




Nos contó como el término “yuyo”, que actualmente esta asociado con las “malas hierbas” o “malezas”, deriva de la voz quechua, y quiere decir “nutricio” o “alimento”. Entonces Sara nos convidó té de “paramela” (Adesmia boronioides) y nos explicó sus propiedades, así como las de otros “yuyos medicinales” de las estepa y de más acá, llevándonos de ese modo a reflexionar acerca de nuestra pérdida de contacto con el medio en el que vivimos y como nos olvidamos de estos recursos que se nos brindan de manera silenciosa en nuestros alrededores y jardines. Además de la utilización de estas especies para el uso en la salud mediante infusiones, pomadas, etc. recalcó la importancia de la convivencia en equilibrio con el medio ambiente en el que vivimos y el disfrute de su belleza como eje fundamental en la recuperación y mantenimiento de la salud. “Para ser individuos sanos, debemos vivir en un medio ambiente sano”, para esto es necesario no solo revalorizar el uso de lo autóctono y silvestre, si no también hacer un uso racional y sustentable de los recursos naturales que son patrimonio de todos.


La charla final estuvo a cargo de Lorraine Green, quién compartió su trabajo de investigación en el cual registró mediante dibujos a la acuarela más de 200 plantas nativas y o exoticas de la estepa patagónica. Este trabajo consistió en un minucioso relevamiento e investigación, que duró dos años junto a la bióloga Marcela Ferreyra y otros colaboradores. Durante estos dos años, ellas realizaron innumerables caminatas y recorridos por la estepa patagónica reconociendo he identificando su flora.


Lorraine compartió con nosotros todo el desarrollo de un trabajo, desde la sorpresa de encontrar esta gran diversidad de flores, en un ambiente que parecen ocultarse ante los ojos apresurados que no reparan en sus detalles y sutilezas, una sorpresa y un descubrimiento que concluye en una interpretación plástica que explica con más silencio y más belleza, la esencia y la función más clara de la misma belleza.





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